ASOCIACIÓN MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA, A. C.

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Portada del Boletín

BOLETÍN DE LA ASOCIACIÓN MEXICANA
DE ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA

Órgano de difusión de la AMAB
Mayo 2001

(Versión electrónica)


Créditos


ÍNDICE:
& Editorial
& Los caminos de la paleodemografía (artículo)
& Acerca del enfoque biocultural (artículo)
& La Historia de la Antropología Física como línea de investigación en México (Reflexiones desde la glabela)
& VI Reunión de Investigación Demográfica en México (reseña)



EDITORIAL

La Asociación Mexicana de Antropología Biológica (AMAB), fundada en octubre de 1981, cumple este año su XX aniversario. Con este motivo y como suele ser habitual, vale iniciar algunas reflexiones acerca de su desempeño, a manera de balance, con el propósito de generar intercambio de opiniones, propuestas y/o sugerencias, que nos permitan instrumentar acciones para fortalecer nuestra organización y continuar avanzando acorde con los tiempos actuales. De inicio se reconoce el saldo positivo de las actividades académicas realizadas, del mismo modo que la antropología física y disciplinas afines en México muestran signos de desarrollo y transformación significativos, procesos en los cuales la AMAB ha contribuido.

La actividad más relevante desarrollada ha sido la organización de los coloquios de antropología física "Juan Comas" --excepto el primero de ellos, organizado en 1980 por el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con motivo del primer aniversario luctuoso del Dr. Comas. Pero desde que se constituyó la AMAB, en 1981 como se ha mencionado, tomó a su cargo la organización de estas reuniones.

Desde sus inicios dicho coloquio tuvo proyección internacional, pues han participado connotados colegas norteamericanos, canadienses, europeos y de varios países de América Latina, aunque no fue sino en su séptima versión, realizada en 1993, cuando adoptó el nombre de Coloquio Internacional de Antropología Física "Juan Comas".

De diez coloquios a la fecha realizados hay nueve volúmenes publicados, que en conjunto contienen un total de 278 trabajos seleccionados de las distintas áreas temáticas de la antropología física y disciplinas afines presentados en los coloquios. Esta labor editorial, promovida por la AMAB y firmemente apoyada por las dos instituciones principales donde se realizan actividades académicas relacionadas con la antropología biológica --el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y el Instituto Nacional de Antropología e Historia--, es una de las pruebas tangibles del trabajo desarrollado por los colegas que han empeñado, de manera entusiasta y desinteresada, sus esfuerzos en estas tareas.

Mal haríamos en no señalar algunas de las actividades por realizar, quizá las más evidentes. Nos falta, por ejemplo, consolidar y sistematizar sesiones académicas periódicas para debatir temas, tendencias y teorías actuales de nuestra disciplina, o bien para ventilar su propia situación en el contexto del país y ante los retos del mundo contemporáneo.

Faltan, en fin, reflexiones colectivas acerca de nuestro papel como asociación civil en temas fundamentales que atañen a nuestra disciplina, tales como la enseñanza de la antropología física en México, la relación de la enseñanza y la investigación, la difusión de la investigación que se realiza, qué sabemos del destino de los egresados de nuestros centros de enseñanza y de las propias fuentes de empleo, etcétera. Son apenas algunas de las tareas que demandan atención creativa y urgente.

Se impone, por tanto, redoblar esfuerzos, dedicar algo más de nuestro preciado tiempo y empeño a las tareas colectivas, aun cuando sabemos que éstas no son las más cotizadas en nuestro tiempo.






Artículo

LOS CAMINOS DE LA PALEODEMOGRAFÍA
Carlos Serrano Sánchez

Instituto de Investigaciones Antropológicas
Universidad Nacional Autónoma de México


No tiene más de diez años que los trabajos de paleodemografía entre los antropólogos físicos lograron un despliegue sistemático, a partir de muy escasos antecedentes. A este respecto quiero recordar como experiencia personal (aceptando mi veteranía en estas lides) que, cuando en los años sesenta el doctor Lawrence Angel publicó sus trabajos de biología esquelética humana en poblaciones del Mediterráneo Oriental, con un énfasis en los fenómenos de microevolución y paleopatología/paleoepidemiología, quienes nos iniciábamos en los caminos de la antropología física, y en el campo particular de la osteología antropológica, percibimos el potencial de esa perspectiva de estudio. Su influyente trabajo sobre las bases de la paleodemografía, publicado en 1969, fue un detonante para la proyección de estos estudios, que alcanzó también nuestro medio.

Inspirados en estas lecturas, realizamos algunas observaciones de cariz paleodemográfico en la amplia colección esquelética prehispánica de Cholula y reunimos de manera comparativa los datos de estimación de la mortalidad en varias series esqueléticas prehispánicas de Mesoamérica en la bibliografía disponible en 1972.

La viabilidad del análisis paleodemográfico no dejaba de presentar problemas en muchos sentidos; varias de estas dificultades siguen siendo motivo de esfuerzos para superarlas. Ya Angel (1969a, 1969b) en sus trabajos pioneros indicaba las reservas metodológicas aplicables a estos estudios, y muchos otros autores abundaron sobre la necesidad de ponderar la calidad de la información proporcionada por los restos esqueléticos en estudios paleodemográficos (Angel 1969a, 1969b, Acsádi y Neméskéri 1970).

Los planteamientos emitidos entonces en una línea de investigación emergente que estaba apenas sistematizando formalmente sus objetivos y propuestas metodológicas produjeron muchas reacciones de escepticismo e incluso de oposición. Es bien conocido el debate en los ochenta sobre las bondades y las limitaciones de la paleodemografía. Los trabajos de Bocquet-Appel y Masset (1982) tuvieron una amplia resonancia por sus críticas incisivas, insinuando que era una disciplina nacida muerta, de la que había que olvidarse. Otros autores (Konisberg y Frankenberg 1994) argumentaron de manera convincente que la historia demográfica en sociedades humanas recientes es abordable mediante el análisis del material esquelético, tal como años atrás había sido sustentado (Van Gerven y Armelagos 1983).

La perseverancia y entusiasmo de muchos científicos llevaron adelante estos estudios con rigor encomiable. Hemos visto al cabo del tiempo, durante las dos últimas décadas, cómo se han afinado las técnicas de estimación de la edad a la muerte, punto básico para el análisis paleodemográfico, así como el desarrollo de modelos estadísticos que permiten examinar de manera más confiable los datos obtenidos en colecciones osteológicas.

Citas:

Angel, L. (1969a). The bases of paleodemography. American Journal of Physical Anthropology, 30: 427-437.

-------- (1969b). Paleodemography and evolution. American Journal of Physical Anthropology, 31: 343-353.

Acsádi G. y Neméskéri (1970). History of human life span and mortality. Akadémiai Kiadó, Budapest.

Bocquet-Appel, J.P. y C. Masset (1982). Farewell to demography?. Journal of Human Evolution, 11: 323-350.

Konisberg, L. W. y S. R. Frankenberg (1994). Paleodemography: "not quite dead". Evolutionary Anthropology, 3: 92-105.

Van Gerven, D. P. y G. J. Armelagos (1983). Farewell to paleodemography? Rumor of it’s death have been greatly exaggerated. Journal of Human Evolution, 12: 353-360.






Artículo

ACERCA DEL ENFOQUE BIOCULTURAL*
(Primera de dos partes)
Lourdes Márquez Morfín y Patricia Olga Hernández Espinoza

Escuela Nacional de Antropología e Historia, Instituto Nacional de Antropología e Historia




*Goodman, Alan H. y Thomas Leatherman (1998). Traversing the chasm between biology and culture: an introduction. En: A. H. Goodman y T. Leatherman (eds.), Building a new biocultural synthesis. The University of Michigan Press, Ann Arbor.




Recientemente se publicó el libro de Goodman y Leatherman Building a new biocultural synthesis, que pretende poner en el tablero de la discusión un enfoque teórico no precisamente nuevo, pero tal vez pocas veces explicado y analizado en detalle. Por este motivo decidimos difundir el capítulo introductorio de este libro, que será publicado en tres partes, con la finalidad de estimular la discusión académica sobre aspectos teóricos de nuestra disciplina.

Los autores plantean que en ningún sitio es tan pronunciada la lucha entre las explicaciones biológicas y sociales acerca de la vida humana, como en el campo de la antropología. De hecho, la distinción entre la antropología biológica y la cultural queda de manifiesto en distintos programas de estudio, e incluso en departamentos separados en las instituciones de investigación y en universidades, como prueba fundamental del desacuerdo epistemológico.

Es obvio para cualquiera que los seres humanos son objetos biológicos, distinguibles de las otras especies en una inmensa serie de manifestaciones anatómicas, fisiológicas y de comportamiento, y que las diferencias genéticas entre nosotros, e incluso con nuestros más cercanos parientes, los primates, están de alguna manera envueltas en esta divergencia manifiesta.

Es obvio también, aun para los más acérrimos deterministas biológicos, que las diferencias en comida, vestido, actividad diaria, lenguaje, reglas de comportamiento apropiado y las creencias infundadas, por ejemplo, entre los Tupi-Mondé del Amazonas y los antropólogos que los estudian, no están explícitamente codificadas en sus diferentes genes, sino que son una consecuencia de sus experiencias históricas distintas. Entonces +cómo podemos juntar, en nuestro entendimiento, lo biológico y lo social y la explicación de lo que significa ser un ser humano?

El enfoque biocultural de Goodman y colaboradores empieza por rechazar la existencia por separado de estas categorías (lo biológico y lo social), y propone pensar en términos de su interpenetración, en la transformación de una con otra, haciendo análisis circulares para encontrar que estas categorías han llegado a transformarse, tanto como para ser algo diferente de lo que fueron originalmente.

Habría que aclarar que este enfoque va más allá de un interaccionismo simple y estático. El desarrollo biológico más sofisticado explica a cada organismo como el resultado único de la transcripción de genes, en un particular momento y en un medio ambiente particular. Pero esta explicación no ayuda ya que, primero, deja completamente sin explicación la serie de resultados que pudieron darse de diferentes genes en diferentes medios ambientes, salvo decir "eso depende". Segundo, esto toma al medio ambiente como algo dado, fallando en tomar en cuenta el cambio histórico en el mundo exterior producido por las actividades de los individuos. Tercero, este es un planteamiento acerca de organismos individuales, asumiendo que los individuos son ontológicamente anteriores a la colectividad. Ninguna respuesta correcta del mundo puede ignorar la manera en la cual categorías tales como organismo y medio ambiente, o individuo y colectividad deben ser vinculadas, si de todas maneras se va a trabajar con ellas. Lo que nosotros etiquetamos como un modo dialéctico de pensar, es un espejo de la actual historia de las cosas en el mundo, la cual en su actualidad histórica adquiere su real, pero siempre cambiante propiedad en concreto y cuyo contexto es siempre cambiante.

Su perspectiva es que la biología es una biología socializada. Su postulado es que la vida social es el mayor modo de evolución de nuestra especie incluyendo nuestra biología, que nuestra evolución continúa sobre las bases de limitaciones históricamente recibidas, pero biológicamente manipulables; nuestras limitaciones biológicas ahora socializadas sientan las bases para un nuevo proceso social y que éstos en su momento cambian el significado de las estas limitaciones.






Reflexiones desde la glabela

LA HISTORIA DE LA ANTROPOLOGÍA FÍSICA COMO LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN MÉXICO
José Luis Fernández Torres

Escuela Nacional de Antropología e Historia
Instituto Nacional de Antropología e Historia



La Historia de las Ciencias nos enseña que el surgimiento de una disciplina científica determina las bases interpretativas de los hechos históricos del desarrollo de las ciencias, mediante el análisis de fuentes que nos documentan cómo eran las instituciones, qué función tenían las teorías, cómo se desarrollaron los métodos, a qué intereses y razones respondían las polémicas y controversias en tiempos pretéritos.

Grosso modo, en Historia de las Ciencias hay dos maneras de abordar la interpretación de estos hechos: una continuista que explica el desarrollo de las ciencias a partir de la existencia de fases progresivas de las actividades científicas. La otra vertiente, por el contrario, sostiene que las prácticas científicas cambian mediante rupturas radicales en periodos históricamente determinados; por esta razón se le denomina discontinuista. Prácticamente todo el empirismo contemporáneo y ciertas vertientes del historicismo y del marxismo constituyen formas de pensamiento continuista.

Por otra parte la perspectiva discontinuista proviene de la tradición francesa a partir de Gastón Bachelard, seguida por Georges Canguilhem y Michel Foucault, mientras que la tradición sajona encuentra en Thomas Kuhn, Imre Lakatos, Paul Feyerabend y Larry Laudan a sus principales exponentes.

Gracias a estos avances, en la actualidad se está reorientando la investigación acerca de las transformaciones temporales de los conocimientos científicos. Se han desarrollado conceptos teóricos fundamentales como Paradigma, Programa de Investigación Científica, Tradición de Investigación, Inconmensurabilidad y Reelaboración, que norman la búsqueda de explicación de los hechos históricos de las ciencias.

En el caso de la antropología física de México, la historia de esta disciplina debe manifestarse plenamente como una línea de investigación permanente, es decir, institucionalizada. Desde esta perspectiva es una tarea de fundamental importancia para los interesados en el estudio del pensamiento bioantropológico de nuestro país, la investigación y estudios de los conocimientos que en el siglo XIX se tenían en el terreno de las ciencias naturales de cuyo seno surge la antropología física.

Aunque existe gran cantidad de temas que pueden y merecen ser investigados, a manera de idea general me detengo brevemente en un asunto específico de la historia de la antropología física: La influencia del pensamiento poligenista y monogenista en la antropología física del siglo XIX mexicano, como marco necesario para entender el discurso autoctonista del origen de los americanos. Si revisamos la bibliografía decimonónica, encontramos que Florentino Ameghino no fue el único sabio que postuló desde Argentina el origen autóctono del hombre en nuestro continente, sino que también una buena cantidad de naturalistas mexicanos lo hicieron.

A partir de la metodología de la historia de las ciencias podemos preguntarnos: +por qué los científicos americanos del siglo XIX aceptaron en algunos casos y rechazaron en otros las ideas científicas de Europa? +Por medio de qué mecanismos penetró este conocimiento en la mentalidad de los sabios mexicanos? +En qué medida se transformó el sistema de pensamiento hasta adoptar las teorías de la antropología europea? +Cuál fue la magnitud de la aceptación de los nuevos patrones de cultura antropológica en el siglo XIX?

La posible vía de respuesta a estas interrogantes exige que se establezca un enunciado básico; se puede postular, por ejemplo, que la hipótesis del autoctonismo americano generó un comportamiento que involucró a varios grupos de especialistas: zoólogos, historiadores, políticos, antropólogos y lingüistas. Por supuesto, el contenido empírico de este comportamiento se establece a partir del análisis de las fuentes históricas correspondientes; estos documentos nos proporcionan los parámetros adecuados para analizar los intercambios científicos entre Europa y México, y sus respectivos procesos de reelaboración, la constitución de paradigmas, la institucionalización de tradiciones de investigación y la existencia de Programas de Investigación Antropológica.

Por lo tanto, es posible afirmar que la historia de una disciplina le otorga a los protagonistas de la ciencia, es decir a los científicos, los elementos suficientes para comprender cómo y por qué se institucionaliza una tradición científica en el proceso de ubicarse a sí mismos en la marcha del progreso científico.






Reseña

VI REUNIÓN DE INVESTIGACIÓN DEMOGRÁFICA EN MÉXICO. SOCIEDAD MEXICANA DE DEMOGRAFÍA. 31 DE JULIO AL 5 DE AGOSTO DE 2000. MESA DE PALEODEMOGRAFÍA
Carlos Serrano Sánchez

Instituto de Investigaciones Antropológicas
Universidad Nacional Autónoma de México




De cinco trabajos presentados, tres de ellos abordan cuestiones metodológicas, discutiendo la aplicabilidad de los procedimientos elegidos a poblaciones particulares: una del Arcaico tardío de las llanuras del este de Norteamérica (Meindel, Mensforth y York), otro a la población teotihuacana clásica del sitio Tlajinga (Storey) y una más a un grupo posclásico tardío en la Cuenca de México (Hernández y Márquez). En ellos se examina cómo lograr mejor la información paleodemográfica; la aplicación puntual de datos etnográficos a la demografía arqueológica, la aplicación de análisis de supervivencia Kaplan-Meier y la elaboración de tablas de vida con diferentes valores de tasa de crecimiento (r), según los diferentes escenarios que emergen de consideraciones arqueológicas, etnohistóricas y etnográficas. Además de la discusión metodológica, estos trabajos ofrecen aportes sugerentes en el estudio de los perfiles demográficos prehispánicos.

Un cuarto trabajo (Meindl, Lovejoy, Tague y Latimer), también de tipo metodológico, se orienta al análisis de datos comparativos de anatomía esquelética en primates no humanos y considera también observaciones paleoantropológicas; sus resultados llevan a la recomendación de utilizar los cambios de la superficie auricular del iliaco para la estimación de la edad sobre todo en casos de restos de individuos que rebasan los cuarenta años de edad a la muerte, un viejo problema que precisaba de una contribución como la que se presenta en este trabajo, de indudable importancia.

Un quinto trabajo (Márquez y Hernández) proporciona una visión de lo que podríamos llamar la construcción de la paleodemografía en México. Mencionan las autoras que no ha sido una tarea sencilla, pues el camino ha sido un tanto azaroso. Agregaría a este respecto que el surgimiento y desarrollo de la paleodemografía en México puede entenderse en la propia dinámica de la antropología física en nuestro medio. Corresponde esta experiencia, en efecto, a la última etapa de la historia de la disciplina, la fase contemporánea, que se caracteriza por la diversificación temática, que encuentra adherentes para las nuevas líneas de investigación en una comunidad profesional que ha crecido, que busca la interlocución con otros ámbitos de la investigación científica, en este caso la demografía, que encuentra inserción en las instituciones y organismos de apoyo a la investigación (no siempre sin problemas), que plantea un trabajo abierto a la colaboración internacional y que tiene que ver también con las inquietudes y búsqueda de marcos teóricos e incorporación de tecnologías más aceptables en el quehacer científico.

Por supuesto, hay también el mérito personal de los colegas que han asumido eficientemente la tarea de promover los estudios en cuestión. En este aspecto debe reconocerse la valiosa labor de quienes han dirigido el Seminario Interdisciplinario de Paleodemografía, auspiciado por la Sociedad Mexicana de Demografía y la Dirección de Antropología Física del Instituto Nacional de Antropología e Historia.






Comisión editorial del Boletín de la AMAB
Sergio López Alonso, Andrés del Ángel E., Eyra Cárdenas Barahona y Carlos Serrano Sánchez


El Boletín de la AMAB, órgano de difusión de la Asociación Mexicana de Antropología Biológica, A. C. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores.


Contribuciones: la comisión editorial del Boletín de la AMAB solicita contribuciones breves (máximo 3 cuartillas a doble espacio), acerca de los siguientes temas: reflexiones o análisis acerca de la situación actual de alguna temática de la antropología física en el mundo o en México, resúmenes de resultados de investigación, opiniones razonadas acerca de la disciplina, experiencias de trabajos de campo o de laboratorio, efemérides, anécdotas históricas, reflexiones o notas sobre eventos históricos de la disciplina, reseñas de eventos académicos relacionados con la disciplina, así como de libros o artículos de interés para la antropología física, todo tipo de noticias relacionadas con actividades de los antropólogos físicos. Favor de dirigirse o entregar las contribuciones a cualesquiera de los miembros de la Comisión editorial del Boletín de la AMAB, o enviarlas a las siguientes direcciones electrónicas:

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