ASOCIACIÓN MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA
BIOLÓGICA, A. C. |
Dr. Rafael Ramos
Galván |
Crecimiento y desarrollo físico: perspectiva humanista de Rafael Ramos GalvánRosa María Ramos Rodríguez XI Coloquio Internacional de Antropología Física "Juan
Comas" "Recordar el pasado para construir el futuro, porque la
yerba seca encenderá a la yerba mojada" México vivía la primera revolución del siglo XX cuando Rafael Ramos Galván nació el 9 de julio de 1914 en la ciudad de México en el seno de una familia de maestros normalistas. Cursó sus primeros estudios en la escuela anexa a la Normal de Maestros y secundarias 4 y 1, y en el Colegio San Borja. Sin tener militancia partidista, en su juventud inevitablemente recibió la influencia del momento socialista que se vivía en el país, época en la que se decide a estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente en la Escuela Nacional de Medicina, ambas pertenecientes a la entonces Universidad Nacional de México (1930-1931). Desde 1935 sus intereses se dirigían ya a la atención de los menores, pues se inició trabajando en el Departamento de Higiene Escolar de la Secretaría de Educación Pública; primero como practicante y más tarde como médico escolar. Realizó su servicio social en Yucatán, en donde obtuvo los materiales para realizar su tesis: La mortalidad infantil en la ciudad de Mérida, Yuc. (estudio de 1927 a 1938 inclusive), trabajo que presentó el 26 de abril de 1938. El tema despertó la atención del distinguido salubrista Dr. Miguel Bustamante, quien le brindó la posibilidad de colaborar en la Dirección General de Asistencia Infantil de la Secretaría de Asistencia Pública. No hay duda que la vida es un devenir. A pesar de que su interés inicial era dedicarse a la tisiología, en 1940 contó con la oportunidad de ser designado por el gobierno mexicano para ocupar una de las becas del Instituto Nacional de la Nutrición de Buenos Aires, Argentina, donde, después de dos años, obtuvo el título de médico dietólogo bajo la tutela del eminente maestro Dr. Pedro Escudero. Esta aventura lo marcaría para siempre, ya que cambió sustancialmente sus perspectivas y le abrió nuevos horizontes que a lo largo de su vida habría de explorar. Regresó en 1942 para incorporarse al grupo de médicos fundadores del Hospital Infantil de México, donde abrió la Sala de Nutrición en 1947. Colaboró ampliamente con el Dr. Federico Gómez, director de este nosocomio y, junto con los doctores Joaquín Cravioto y Silvestre Frenk, formaron el equipo que consolidaría la llamada Escuela Pediátrica Mexicana. Para Ramos Galván sin duda esta etapa fue la más fructífera de su vida profesional y académica, durante la cual se gestaron y maduraron los ejes centrales de su obra y su pensamiento. Como profesionista jugó cuando menos cuatro roles: médico en atención de pacientes hospitalizados, puericultor en consulta privada, docente e investigador. Profesionalmente se identificó como médico pediatra y antropólogo por adopción. Para ejercer su profesión tuvo la sensibilidad de percibir el proceso salud-enfermedad como un fenómeno complejo. A pesar de haber vivido en una época en la cual las corrientes teóricas en torno a la complejidad no estaban difundidas, tenía la virtud de pensar complejamente como experiencia de acción cotidiana que le permitía dialogar con la realidad, práctica de la que emergía la lucidez de su pensamiento. Su mente siempre estuvo abierta a otras áreas de conocimiento más allá de su estricto campo disciplinario. Vivió y ejerció la transdisciplina; incorporó a su quehacer pediátrico, además de los de su propia materia, conocimientos y conceptos venidos de la filosofía, psicología, antropología, ética, literatura y sociología, entre muchos más. Tenía claro que "el ser humano es... proyecto, devenir, ser en construcción hacia el porvenir" (Vilar 1997). Sólo podía concebir al niño como un ser biopsicosocial, macroconcepto indivisible, que lo colocaba en una perspectiva que de necesidad lo invitaba a ejercer una pediatría integral. Crecimiento y desarrollo son devenir, significan evolutividad, implican movimiento de la materia viva que se desplaza en el tiempo y en el espacio desde un punto de partida que es la concepción, hacia un futuro incierto que habrá de construirse paso a paso. Consideró así que la misión del pediatra era coadyuvar al cumplimiento del mismo, "...si es que se desea llevar al niño a una situación de adulto capaz de amar y trabajar cooperativamente" (Ramos G. 1968). Entonces, habría que acompañar a los niños en su proceso de humanización; siguiendo a Montagu (1972) decía: "Hay que hacer del hombre un ser humano". Los cuerpos vividos (Aisenson 1981) narran su historia. Ramos Galván hacía un texto de ellos durante su práctica cotidiana como pediatra. Me parece que el eje de su lectura era la condición nutricia, entendida la nutrición como su maestro Pedro Escudero la definió desde 1939: "conjunto de funciones armónicas y solidarias entre sí que tienen lugar en todas y cada una de las células, y de las cuales dependen la composición corporal, la salud y la vida misma" (citado en Ramos G. 1985). La nutrición-desnutrición fue su primer ángulo de aproximación, desde ahí habría de visualizar y estudiar especialmente la cinemática y la energética de los procesos de crecimiento y desarrollo. Inicialmente, sobre esta temática, la gran mayoría de sus trabajos estuvieron encaminados al estudio de los mecanismos adaptativos en situación de desnutrición. Sin dedicarse exclusivamente a medir cientos de niños y tabular miles de los datos sin la ayuda de ese invento que hoy nos es tan familiar --la computadora--, sí destinó a esta actividad buena parte de su tiempo. A pesar de ser ésta una tarea ingrata, y por algunos poco valorada, a él le brindó la oportunidad de pensar en los niños y entenderlos. Convirtiendo el dato en información y posteriormente en conocimiento, alguna vez expresó: "...al conocer sus dimensiones podemos medir la magnitud de la injusticia que con ellos se comete" (conferencia dictada en el Hospital Infantil de México en junio de 1986). La práctica de la somatometría pediátrica le llevó a generar una serie de conceptos, entre los que destaca el de homeorresis (Ramos G. 1966a, Ramos G. et al. 1967). Teniendo presente la alometría en el crecer, identificó las alteraciones en la proporcionalidad corporal, especialmente en el segmento inferior (Ramos G. 1964, 1970b, 1976); creó conciencia sobre la importancia de considerar la masa previa y la edad biológica como variables de las cuales depende el crecimiento ulterior de los sujetos y, por lo tanto, insistió en el concepto de crecimiento verdadero (Ramos G. 1987). Pero si el hombre es un ser biopsicosocial, el entorno sociocultural habría de interactuar con la biología de cada sujeto, de ahí que en el caso de los desnutridos describe el síndrome de privación social (Ramos G. 1966b, 1967). ¿Cómo hablar del crecimiento físico del desnutrido sin conocer el del bien nutrido? Se interesó entonces por investigar el proceso de crecimiento y desarrollo normal de niños y adolescentes y por contar con un referente que le permitiera contrastar el crecimiento de los niños desnutridos. Los productos de sus investigaciones y reflexiones en este campo son muy abundantes, y, sin duda, el de mayor impacto es su trabajo Somatometría pediátrica, publicado en 1975, que tuvo como materia prima el sistemático estudio antropométrico efectuado rutinariamente en su consulta privada que ejercía básicamente como puericultor. Curiosamente, a partir de su participación en la elaboración de la Norma Oficial Mexicana para el control de la nutrición, crecimiento y desarrollo del niño y del adolescente, escribió en 1992 su último trabajo: Significado y empleo de las referencias somatométricas de peso y talla en la práctica pediátrica y epidemiológica, publicado en el Boletín Médico del Hospital Infantil de México, en el que hace algunas reflexiones críticas, quizá demasiado severas, sobre su propio trabajo. Ramos Galván nunca se reconoció a sí mismo como investigador, siempre decía que era "de infantería". Sin embargo, su mente inquieta, su disciplina para el estudio y el trabajo, su interés por conocer y su capacidad de síntesis lo llevaron a ser un investigador innato. En su obra distingo dos vertientes: aquélla que para su publicación tenía que restringirse a los lineamientos necesarios para ser calificada como obra científica, y otros escritos, generalmente editoriales y ensayos teóricos, en los que se hace evidente el ejercicio de su racionalidad compleja. Así, entre 1938 y 1992 elaboró cerca de 450 escritos, la gran mayoría publicados en español en la medida que uno de sus compromisos de vida era entregarse a Latinoamérica. De ellos, aproximadamente 150 de corte teórico o empírico, los dedicó al estudio del crecimiento y desarrollo físicos. Entre sus obras se destacan La desnutrición infantil en México. Sus aspectos estadístico, clínico dietético y social (1948), Desnutrición en el niño (1969), Somatometría pediátrica (1975) y Alimentación normal en el niño y el adolescente (1985), así como Humanismo y pediatría (1968) y El crecer de nuestros hijos (1979). Como profesor tenía un talento especial, sin duda heredado de sus padres. Disfrutaba impartiendo su docencia que era clara, precisa, insistente y exigente. Invariablemente dispuesto a analizar, discutir y compartir conocimientos con todo aquel que se le acercaba a consultarlo. Tenía un trato especial para los jóvenes, a quienes solía apoyar e impulsar, hecho que lo llevó a dirigir cuando menos 61 trabajos de este tipo, según consta en su currículum. En 1970 dejó el Hospital Infantil para incorporarse al grupo que habría de organizar el Hospital del Niño, de la Institución Mexicana de Asistencia a la Niñez, hoy Instituto Nacional de Pediatría. En 1972 trabajó en el Instituto Nacional de la Nutrición y después en el Instituto Mexicano del Seguro Social, primero como asesor del Departamento de Enseñanza del Hospital de Pediatría y luego como jefe de la División de Pediatría Médica en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional. Posteriormente fue coordinador técnico de la Comisión del Cuadro básico de Alimentos del IMSS. Su última colaboración institucional comprendió el lapso de 1992 a 1995 en la Coordinación de asesores del Secretario de Salud. A lo largo de sesenta años como profesional recibió muy diversos reconocimientos, distinguiéndosele con premios y cargos como consultor y asesor en los ámbitos nacional e internacional. Perteneció a múltiples asociaciones académicas, como socio titular u honorario. Su cercanía con la antropología lo llevó a ser miembro fundador de la Asociación Mexicana de Antropología Biológica y vicepresidente de la misma (1986), así como editor de los primeros números de su boletín, y activo colaborador de ella. A la vida le sigue la muerte, su tiempo acabó el 11 de noviembre de 1998, y marchó para siempre. Cumplió con el pensamiento de Marañón, al que consideraba fuente de su inspiración: "Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber reír y llorar, y no dormir sin soñar. Descansar es empezar a morir". Alguna vez escribió el siguiente texto, mismo que retomo con la seguridad de que la esencia de este mensaje lo tuvo en mente hasta el final de su vida, y que dice así: "Es verdad que la aventura del espíritu impide al hombre permanecer quieto o sujeto al pasado, que... el verdadero hombre se retira de los que ama sin decirles adiós, pero sin dejar por eso de amarlos. Es verdad también que el que quiere vivir en plenitud, sentir con todos los poros de su cuerpo y expresarse con todo él, ha de estar dispuesto a partir siempre; y sólo una oración le puede ser permitida... mientras viva partiré" (Ramos G. 1970). Referencias Aisenson, A. (1981). Cuerpo y persona. Filosofía y psicología del cuerpo vivido. Fondo de Cultura Económica, México. Montagu, Ashley (1972). La humanización del hombre. Tiempo Nuevo, Buenos Aires. Ramos Galván, Rafael (1938). La mortalidad infantil en la ciudad de Mérida Yuc. (estudio de 1927 a 1938 inclusive). Tesis para optar al grado de médico general, 94 pp, Universidad Nacional de México. Ramos Galván, Rafael (1948a). La desnutrición infantil en México. Sus aspectos estadístico, clínico, dietético y social (1). Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 5: 451-489. Ramos Galván, Rafael (1948b). La desnutrición infantil en México. Sus aspectos estadístico, clínico, dietético y social (2). Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 5: 635-657. Ramos Galván, Rafael (1948c). La desnutrición infantil en México. Sus aspectos estadístico, clínico, dietético y social (3). Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 5: 804-824. Ramos Galván, Rafael (1949). La desnutrición infantil en México. Sus aspectos estadístico, clínico, dietético y social (4). Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 6: 12-32. Ramos Galván, Rafael (1964). Desnutrición y crecimiento físico. Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 21 (suplemento 1): 11-26. Ramos Galván, Rafael (1966a). Homeorresis as phenomenon of adaptation to calorie-protein deficiency. PAG/WHO/FAO/UNICEF, Ginebra. Ramos Galván, Rafael (1966b). Desnutrición, un componente del síndrome de privación social. Gaceta Médica de México, 96 (9): 929-945. Ramos Galván, Rafael (1967). El síndrome de privación social. Gaceta Sanitaria, 1-2: 66-74. Ramos Galván, Rafael (1968). ¿Por qué humanismo y pediatría? En: R. Ramos Galván (coordinador), Humanismo y pediatría, pp 9-14, Academia Mexicana de Pediatría, México. Ramos Galván, Rafael (coordinador) (1968). Humanismo y pediatría. Fondo Editorial Nestlé de la Academia Mexicana de Pediatría, México. Ramos Galván, Rafael (1970). La pediatría es el fin no el medio; la pediatría es el sujeto no el objeto. Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 27 (3): 311-315. Ramos Galván, Rafael (1970b). Efecto del ambiente sobre el crecimiento y desarrollo físico. Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 27: 435-446. Ramos Galván, Rafael (1975). Somatometría pediátrica. Estudio semilongitudinal en niños de la ciudad de México. Archivos de Investigación Médica, 6 (suplemento 1): 83-396. Ramos Galván, Rafael (1976). Consecuencias de la desnutrición crónica en los grupos humanos. Gaceta Médica de México, 3 (4): 297-316. Ramos Galván, Rafael (1979). El crecer de nuestros hijos. Un coloquio entre padres, educadores, maestros y médicos. Asociación Mexicana de Pediatría, México. Ramos Galván, Rafael (1985). Alimentación normal en el niño y el adolescente. El Manual Moderno, México. Ramos Galván, Rafael (1987). Crecimiento físico. Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 44 (7): 418-426. Ramos Galván, Rafael (1992). Significado y empleo de las referencias somatométricas de peso y talla en la práctica pediátrica y epidemiológica. Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 49 (6): 321-334. Ramos Galván, Rafael, B. Pérez Ortiz, C. Mariscal y A. Viniegra (1967). Homeorresis. Boletín Médico del Hospital Infantil de México, 24: 5-22. Ramos Galván, Rafael, C. Mariscal, A. Viniegra y B. Pérez Ortiz (1969). Desnutrición en el niño. Impresiones Modernas, México. Vilar, Sergio (1997). La nueva racionalidad. Comprender la complejidad con métodos transdisciplinarios. Kairós, Barcelona. |
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