ASOCIACIÓN MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA, A. C.

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Dra. Rocío Vargas Sanders.
Una Semblanza (1946-2002)*

Patricia Martel y Margarita Fuentes

* Publicado en Anales de Antropología (2002), vol. 36, pp 303-305, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003, México.





Dra. Rocío Vargas Sanders



Rocío Vargas Sanders nació en México D. F. el 20 de noviembre de 1946. La mayor parte de su vida académica la dedicó a la universidad, trayectoria que inició en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde obtuvo, en 1974, la licenciatura en Ciencias Biológicas con la tesis Efecto de agentes reductores sobre la actividad de las aminoacil-ARNt sintetasas de hígado de rata. Concluyó la Maestría en Ciencias en la Facultad de Química durante 1981, con la tesis Regulación traduccional de la síntesis de proteínas por el factor de elongación 1 en cerebro de roedores. Ingresó al Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM como técnico académico.

Sus conocimientos en el campo de la biología y la química la llevaron a impartir los cursos de Bioquímica I y II y Antropología molecular en la licenciatura de la Escuela Nacional de Antropología e Historia durante los periodos 1980-1982 y 1985-1990.

Su vinculación con la ENAH y su creciente interés por la antropología la encauzaron hacia la aplicación de análisis de ADN en restos óseos humanos de la época prehispánica. Así, con dicho interés, en 1986 participó en el estudio de ejemplares humanos recuperados en distintos sitios prehispánicos: Azcapotzalco, Tlatelolco, Iztapalapa, Oztoyohualco y Tula. Estos trabajos marcaron un derrotero en la vida de Rocío Vargas, ya que le permitieron plantear la aplicación de técnicas de la biología molecular a la antropología. Así motivada, de 1986 a 1991 cursó el doctorado en la Facultad de Ciencias y obtuvo el grado en 1993, mediante la tesis De los esqueletos a la doble hélice: hacia un estudio de paleoantropología molecular. En ese mismo año, la doctora Vargas obtuvo una plaza de técnico académico en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

La presencia académica de Rocío Vargas en el IIA se distingue por dos aportes esenciales. El primero, por aplicar las técnicas de la biología molecular a poblaciones mexicanas prehispánicas y actuales. De esta manera, abrió en nuestro instituto la posibilidad de aplicar los avances tecnológicos del análisis de algunas secuencias del ADN para distinguir rasgos que permitieran identificar a determinados grupos indígenas y así particularizarlos. Asimismo aplicó esta técnica para determinar a qué individuos pertenecían los restos de sangre encontrados en cuchillos de obsidiana prehispánicos. Así, se pudo saber si algunos de estos objetos se utilizaban en prácticas tan disímiles como el sacrificio humano o la preparación de la carne de distintos animales. El segundo aporte de Rocío Vargas fue su esfuerzo constante y entusiasta para habilitar el Laboratorio de Antropología Molecular. Su meta era que dicho laboratorio respondiera a los cánones internacionalmente exigidos para el estudio del ADN y que sirviera para formar recursos humanos en este campo.

Para 1995, el Laboratorio de Antropología Molecular del IIA se define como un área donde se realiza el estudio de la humanidad, desde una perspectiva molecular, lo que implica el análisis genético de restos antiguos, el estudio de los polimorfismos y de la variabilidad genética, con el propósito de intentar la reconstrucción de los patrones de migración de grupos humanos del pasado, así como las relaciones que éstos guardan con las poblaciones actuales. Este era el anhelo de Rocío.

Los enfoques de análisis que desde años atrás venía desarrollando Rocío Vargas, así como la habilitación del laboratorio, le permitieron ofrecer asesorías en bioquímica, biología molecular, antropología molecular y genética a profesores de carrera del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM y a estudiantes de antropología física de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, así como participar en proyectos externos que han difundido en la UNAM, y fuera de ella, la presencia del Laboratorio de Antropología Molecular del IIA. También debemos destacar algunos de los proyectos externos con los cuales la doctora Vargas vinculó el laboratorio: el estudio de marcadores genéticos en el ADN en restos humanos de Tula, del Templo Mayor de Tenochtitlan, de Toluquilla y de otros. Sus resultados fueron presentados en 39 publicaciones.

La vida académica de Rocío Vargas fue rica en actividades. Participó en 100 foros nacionales e internacionales. Ocupó cargos en diversos comités académicos, en comisiones evaluadoras, en comités tutorales de grado, como miembro de asociaciones y en cuerpos colegiados universitarios entre los que ponderamos su función como representante académico ante el Consejo Interno y el Colegio de Personal Académico del IIA.

Como otros académicos de la UNAM, Rocío Vargas Sanders dedicó su vida al trabajo arduo y serio que requiere la investigación. Detrás de estas cualidades había una persona solidaria y dispuesta a participar en diversas tareas que requerían voluntad y dedicación. Lamentamos su muerte prematura el 27 de noviembre de 2002.

Por todo esto y más, Rocío, te recordaremos siempre.




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